En el carácter de Dios vemos las cualidades de la paternidad. El es un Padre para Sus hijos. Esto significa:
- Normas espirituales,
- Amor fiel,
- Total confiabilidad,
- Paciencia y perseverancia.
Nuestras responsabilidades:En lo que a nuestras responsabilidades familiares se refiere, nosotros los padres debemos establecer las normas.
Nuestros matrimonios deben tomar el modelo de las normas del cielo.
Nuestro amor mutuo debe ser constante.
El ejemplo de nuestras relaciones debe constituir un signo exterior que refleje nuestro compromiso interior con la Verdad que proviene de la Palabra de Dios.
Debemos honrarnos uno al otro porque somos "coherederos de la gracia de vida." El apóstol Pedro continúa: "...para que vuestras oraciones no tengan estorbo" (1 Pedro 3:7).
No podemos obtener fortaleza de nuestra relación familiar con Dios si no procuramos proporcionar fortaleza en nuestras relaciones familiares mutuas.
Tenemos la obligación de instruir a nuestros hijos sobre la paternidad de Dios y la boda de la iglesia con su Señor, pero no podemos hacerlo si el modelo no está siendo reflejado en nuestros propios hogares. Respecto de Abraham, Dios pudo decir: "Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová" (Génesis 18:19).
A los hijos de Israel les fue dicho que enseñaran los mandamientos de Dios: "Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón, y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa y andando por el camino..." (Deuteronomio 6:6,7). Entonces, preguntémonos:
- ¿Con cuánta frecuencia leemos juntos la Biblia?
- ¿Oramos juntos con regularidad?
- ¿Podemos explicar bien los principios fundamentales de la enseñanza bíblica?
- ¿Qué tan activos estamos como familia en la Verdad?
- ¿Tenemos invitados en nuestros hogares para hablarles acerca de la Verdad?
- ¿Es natural en nuestra familia el estar envueltos en las actividades de la iglesia?
Los niños pequeños son muy receptivos y hasta ansiosos por aprender.
Por esto el Señor exhorta a sus discípulos a ser como niños. Como padres, nosotros tenemos una simple elección: tratar de guiar a nuestros hijos dentro del camino de la verdad y la justicia, o con nuestra negligencia atar una piedra de molino a su cuello y ahogarlos.
Al mismo tiempo, en nuestro celo por hacer lo correcto debemos mostrar equilibrio.
En un mundo de atracciones fantásticas e influencias seductoras, puede que nuestros hijos encuentren la forma de vida de sus amigos mundanos más deseable que la nuestra si sólo ofrecemos un régimen de aburrimiento y excesivo rigor. La vida familiar debe ser alegre por lo menos parte del tiempo. En vez de prohibir todas las cosas que nos parecen mundanas, podríamos ser selectivos y ayudar a nuestros hijos a discriminar entre lo que es saludable y útil y lo que es malo e insidioso.
- ¿Tratamos de gozar de las cosas verdaderamente buenas de la vida?
- ¿Provocamos entusiasmo por las actividades intelectuales y físicas?
- ¿Aprovechamos la creatividad e imaginación de los niños?
- ¿Es positiva nuestra actitud o demasiado negativa?
Educación:No debemos dar una importancia excesiva a la educación mundana, pero tampoco debemos tenerle miedo. Moisés, Daniel y Pablo aprendieron a hacer buen uso de la sabiduría humana. Si establecemos firmemente los principios fundamentales en el hogar, nuestros hijos podrán tener éxito en la escuela sin descuidar las normas y valores esenciales del hogar.
La familia de la fe
Nuestras iglesias tienen la responsabilidad de vigilar las familias de los miembros, y también la de cuidar la vida familiar de la iglesia. ¿Qué ejemplo debemos poner los que pretendemos ser hijos de Dios y hermanos en Cristo?
Nuestras iglesias tienen la responsabilidad de vigilar las familias de los miembros, y también la de cuidar la vida familiar de la iglesia. ¿Qué ejemplo debemos poner los que pretendemos ser hijos de Dios y hermanos en Cristo?
- ¿Conocemos bien a los niños de nuestra iglesia?
- ¿Ayudamos a animar y apoyar las familias de la iglesia?
- ¿Realizamos reuniones y actividades que involucran a nuestras familias?
- ¿Somos sensibles a las tensiones de la vida familiar? ¿Animamos o criticamos?
Bendiciones Padres Cristianos.
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